El día del matrimonio o la celebración de una boda tienen algo en común en todo el planeta. Los nervios. Hace poco una conocida presentadora de un programa de televisión y diseñadora norteamericana, declaró que el día del casamiento de su hija había sido uno de los peores de su vida. Una declaración que causó mucha polémica y comentarios ácidos más que simpatía.
Las novias rusas, por lo que se sabe, no pasan por nervios a semejante escala descomunal. En general, se hacen el vestido ellas mismas, ya que es obligatoria la enseñanza de la costura, así como para los hombres, la carpintería. Van a registrar su matrimonio, y luego, con una larga caravana de automóviles, llegan a la fiesta. La fiesta, mientras tenga abundante comida y bebida, es un éxito asegurado. Seguramente más de una novia occidental, las envidia.
Más de una vez me ha tocado vivir de cerca los preparativos enloquecidos para un matrimonio en nuestros países. La novia, enferma de los nervios, le cae todo mal, no le gusta el peinado, detesta su vestido, lloriquea a cada rato. La mamá de la novia es otro desastre. Se atormenta con detalles insignificantes, que las flores, que el menú, que la música, que los invitados, ¿se habrá olvidado de alguien importante? , los zapatos que la torturan, el vestido que no le quedó bien, en fin infinidad de detalles que parecen no terminar nunca. Al parecer las
novias rusas disfrutan más de su matrimonio. Una típica novia rusa, me cuentan, se hará el vestido a su gusto, ella misma, y aparece relajada y alegre, para formalizar la unión, sin hacerse mala sangre. Ni pasar nervios. Las caras crispadas por el temor y endurecidas por el miedo al ridículo, se ven poco en las fotos de las
novias rusas. Un proverbio ruso dice que una mujer sin marido es como un hijo sin madre. De ahí que posiblemente disfruten su "gran día" como uno de los logros más importantes de su vida.
Sus prioridades son este orden: hijos, marido, hogar y trabajo. Esto es lo que las hace, aparte de su belleza, ser muy bien apreciadas como novias. A pesar de lo que se cree, según las estadísticas, solo el 9% de
las mujeres rusas jóvenes, desean casarse con un extranjero. Esto no quiere decir que no ansíen una vida mejor, con mayores comodidades y tranquilidad económica. Un dato curioso: el anillo de compromiso se da en el momento del casamiento y se usa en la mano derecha.